V E R Ó N I C A    B U S T A M A N T E    L O R I N G,    P I N T O R A

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 Pintar textiles permite ser muy versátil porque, a fin de cuentas, una tela es movimiento.
 
 
Andrés Valdés

Verónica Bustamante podría haber seguido las disciplinas académicas en pintura y dibujo, e incluso hubiera podido dedicarse a la restauración de cuadros. Sin embargo. hubo un momento hacia el año 1985 en que decidió cambiar los soportes tradicionales para vestir con su pintura todo tipo de textiles, investigando en un nuevo concepto de arte en movimiento, en la posibilidad de «ponerse un lienzo». Sus obras han cubierto la superficie de capas, paraguas, telones de fondo en coreografías y por supuesto de telas enmarcadas. Esta semana se cierra la exposición en la galería Henarte de esta malagueña «de recuerdos», que ha pretendido unificar cuerpo y espíritu con carboncillo y pintura. Esta vez, en soporte tradicional.

 

 

Pregunta.- ¿Qué quiere transmitir con esta exposición, Almas?.

Respuesta.- Se trata de una continuación de Cuerpos, un trabajo sobre la figura humana. No quería limitarme sólo a jugar con las líneas del cuerpo, ya que, para mí, los cuerpos también tienen alma.

P.- ¿Qué tipo de obras comprende Almas?.

R.- La exposición está formada por 28 piezas en papel, donde he incorporado al carboncillo y a la tinta china pintura o incluso simple blanco y negro.

P.- A pesar del formato tradicional de esta exposición, su trayectoria gira en torno a lo que definió como Pintura Prêt à Porter. ¿En qué consiste esta idea?.

R.- Bueno, siempre he trabajado con el cuerpo y el movimiento, y de alguna forma el pintar sobre textiles para moda y complementos me permitió salirme de lo que supone un cuadro, un marco, cosa que por otra parte me apetecía. A fin de cuentas, una tela es movimiento. De alguna forma, es como si alguien se pudiera poner un lienzo.

P.- ¿Qué tipo de trabajos ha realizado en este sentido?.

R.- Es un concepto muy versátil, por lo que he podido trabajar desde  moda con Jesús del Pozo hasta diseñar una tela de nueve por nueve metros para una coreografía de la Compañía Nacional de Danza. Este último trabajo, por ejemplo, representaba un mar que se movía bajo el bailarín, aunque también he pintado telas estáticas. Los textiles ofrecen muchas posibilidades, pero al final siguen siendo cuadros.

P.- Su trayectoria expositiva se centra sobre todo en Madrid y Barcelona. ¿Por qué ahora Málaga?.

R.- Mi abuelo era malagueño, y la verdad es que siempre he vivido momentos mágicos en Málaga durante mi infancia y adolescencia. La verdad es que exponer aquí, en esta galería, me hacía una ilusión tremenda. No conocía la candidatura de la ciudad para la capitalidad europea de la cultura en 2016, pero aún así me ha dado la impresión de que la ciudad va para arriba. Prueba de ello es el gran acierto del Museo Picasso.

P.- ¿Qué tal ha sido la acogida de Almas?.
R.- Ha gustado mucho. La acogida ha sido de lujo, e incluso la crítica local ha considerado muy bien mi trabajo. La verdad, me da pena tener que ir a recogerla.